¿Conoces la diferencia entre antioxidantes y radicales libres

Hasta hace relativamente poco tiempo, cuando se hablaba de una dieta modelo, se nombraban como pilares fundamentales las proteínas, las grasas, los hidratos de carbono, las vitaminas y los minerales. Pero hoy en día las nuevas corrientes sobre hábitos saludables conceden una alta importancia también a alimentos con altas propiedades antioxidantes.

 ¿Qué son los antioxidantes?

Son agentes fundamentales para nuestro organismo, ya que protegen a las células sanas de los daños que les puedan causar los radicales libres.

 Se encuentran en vitaminas, minerales, enzimas y otras sustancias que producen una reacción de neutralización sobre los radicales libres, que a su vez son sustancias químicas nocivas para el organismo.

Esta reacción de neutralización no es más que un proceso químico que se produce en el interior de las células de nuestro organismo. Y es que, en nuestro cuerpo suceden una serie de procesos químicos y biológicos realmente increíbles, que incluyen reacciones muy complejas.

¿Qué son los radicales libres?

Los radicales libres son elementos muy inestables y reactivos que captan electrones para ganar estabilidad. Para lograrlo atacan la molécula estable que tienen más cerca, robando un electrón. En ese mismo instante esta molécula comienza un proceso en cadena que es conocido como la oxidación. Esta oxidación altera el funcionamiento de las células pudiendo llegar a destruirlas.

Algunos radicales libres se forman, de manera natural, debido al metabolismo normal de nuestro organismo, sin ir más lejos la respiración produce radicales libres.

Con los años los radicales libres se acumulan de manera exagerada en el organismo y, como consecuencia, pueden producir una alteración genética y reducir la funcionalidad de algunas de células (neuronas). Este proceso es un rasgo característico del envejecimiento.

También se generan radicales libres en nuestro organismo a causa de factores medioambientales nocivos: la polución, la radiación, el humo, el tabaco y los herbicidas. El cuerpo en situaciones normales puede enfrentarse a ellos, pero si los niveles de antioxidantes son bajos o si la producción de radicales libres se convierte en excesiva, pueden acabar causando daños graves a nuestra salud.

Está demostrado que la práctica de ejercicio físico intenso, el consumo de dietas ricas en grasas y una sobreexposición solar aumentan también la producción de radicales libres.

Los antioxidantes liberan electrones en la sangre de forma que los radicales libres los capten para conseguir su propio equilibrio y ganar estabilidad.

Vitamina E y C, y el Zinc como fuentes esenciales de antioxidantes:

La vitamina E es un término que engloba un grupo de compuestos solubles en grasas (son ocho) y que tiene un alto poder antioxidante. Es el principal antioxidante liposoluble, pieza clave para mantener un sistema inmunitario fuerte frente a virus y bacterias.

Está presente en muchos alimentos, principalmente de origen vegetal: germen de trigo, aceite de soja, cereales de grano entero, aceite de oliva, vegetales de hoja verde y frutos secos.

La vitamina C (ácido ascórbico): es un nutriente hidrosoluble que se necesita para el crecimiento y la reparación de tejidos en todas las partes del cuerpo, sanar las heridas y formar tejido cicatricial y reparar y mantener el cartílago, los huesos y los dientes, además de ayudar en la absorción del hierro.

La podemos encontrar en frutas y verduras, frescas y crudas, como kiwi, mango, piña, cítricos, melón, fresas, pimientos, tomate y verduras de la familia de la col.

El Zinc: es un oligoelemento, mineral necesario para el crecimiento y mantención normal del cuerpo humano. Se necesita también para el funcionamiento del sistema inmunológico, de la tiroides, ayuda en la renovación celular y mantiene el buen estado de piel y mucosas. Constituyen fuente de zinc las carnes y vísceras, los pescados, los huevos, los cereales completos y las legumbres.

 

 Conclusión AORALIFE

La mayoría de los antioxidantes se encuentra en alimentos de origen vegetal, lo que explica la necesidad de incluirlos en un modelo de dieta saludable y equilibrada. Nuestra piel, y en general nuestro organismo, fiel reflejo de lo que sucede en nuestro interior, nos lo agradecerá.