Estabilidad emocional representada mediante piedras

La vuelta a la realidad después de un periodo de ocio, descanso, viajes, o familia, puede generar en las personas un cúmulo de emociones variopintas y de carácter negativo, desde ansiedad y estrés hasta desmotivación o frustración.

Y es que, el desafío de retomar nuestro ritmo normal no solo depende de factores externos, sino también de la estabilidad emocional interna. En este contexto, es crucial entender cómo podemos fortalecer nuestras emociones para una transición exitosa y productiva.

¿Qué es la estabilidad emocional?

Representación gráfica de la estabilidad emocional



La estabilidad emocional es un rasgo que tiene algunas personas para poder afrontar y manejar favorablemente sus emociones. (Definición publicada en «Psicología y Mente» 11 de agosto de 2024) pero el Doctor en Psicología de Zaragoza, Dr. Rafael Salas nos lo define como: «la capacidad de una persona para gestionar adecuadamente sus emociones, especialmente frente a situaciones de presión o cambios en su entorno«.

En el ámbito laboral, la estabilidad emocional es crucial para enfrentar los desafíos diarios sin dejarse dominar por la ansiedad o el desánimo. Con una base emocional fuerte, es más probable que se mantenga la concentración, la motivación y se promuevan relaciones laborales y personales saludables.

Los factores que nos afectan a la estabilidad emocional al volver a la rutina:

  1. Cambio de rutina: La transición de un ritmo relajado, característico de las vacaciones, a las demandas laborales puede generar altos niveles de estrés, afectando la estabilidad emocional (Karasek & Theorell, 1990).

  2. Expectativas laborales: La presión por alcanzar objetivos inmediatios al volver al trabajo puede desencadenar síntomas de ansiedad, especialmente si las metas no son claras o alcanzables (Lazarus & Folkman, 1984).

  3. Fatiga mental y física: El agotamiento acumulado durante las vacaciones o tras ellas afecta negativamente al bienestar emocional, incrementando la vulnerabilidad a emociones negativas (Leiter & Maslach, 2005).

Estrategias para mejorar la estabilidad emocional

Ahora que ya conocemos algunos de los factores que pueden generar esa desestabilidad emocional, vamos con algunas estrategias que pueden ayudar a mejorar la estabilidad emocional:

  1. Planifica tu regreso: No se trata de volver al trabajo y de inmediato alcanzar el 100% de productividad. Planificar tu vuelta al trabajo de manera gradual, poniéndote pequeñas metas alcanzables, te puede ayudar a disminuir el impacto emocional del cambio de ritmo.

  2. Se consciente de tus emociones: Identificar y aceptar las emociones emergentes, como la ansiedad o la frustración, es el primer paso para gestionarlas efectivamente (Goleman, 1995). Estrategias como la meditación y ejercicios de respiración pueden ser útiles para disminuir los niveles de estrés (Kabat-Zinn, 1990).

  3. Organiza tu tiempo: El caos o la sensación de desbordamiento pueden ser grandes enemigos de la estabilidad emocional. Una buena gestión del tiempo, priorizando tareas y organizando el día a día de manera eficiente, permite reducir el estrés y aumentar la sensación de control.

  4. Ten unas rutinas de autocuidado: Realiza actividades que promuevan el bienestar físico y mental. Además del ejercicio físico, una alimentación equilibrada y tiempo para el ocio, es crucial para evitar el agotamiento emocional.

  5. Comunica y expresa tus emociones: Si te sientes sobrecargado o ansioso, hablar con un supervisor o un colega de confianza puede aliviar la carga emocional. La transparencia, tanto en lo personal como en lo laboral, nos ayuda a crear un ambiente más saludable y colaborativo.

La resiliencia: una diana para la estabilidad emocional

La resiliencia es un componente vital de la estabilidad emocional. Ser resiliente implica no solo recuperarse rápidamente de las adversidades, sino también aprender de ellas. En el contexto de la vuelta al trabajo, la resiliencia permite adaptarse a los desafíos y aprovechar las oportunidades de crecimiento que surgen del cambio. El trabajo, por naturaleza, es un entorno dinámico donde las demandas varían constantemente, y la capacidad de adaptarse emocionalmente a estas fluctuaciones es esencial para el éxito a largo plazo.

Conclusión

La estabilidad emocional es un recurso indispensable para asumir con éxito la vuelta al trabajo y a la rutina general. Invierte tiempo y esfuerzo en fortalecer la resiliencia emocional, organiza tu tiempo, mantén rutinas de autocuidado y, sobre todo, acepta las emociones que puedan surgir en esta transición.

Al final, el equilibrio emocional no solo te beneficia a ti, sino también a tu entorno profesional y personal, bridándote un ambiente más armonioso y eficaz.

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