¿Sabes qué son los nutrientes esenciales y cuál es su papel en la alimentación?

Una de las frases más comunes del lenguaje coloquial sobre nutrición, “hay que comer bien para estar alimentado”, nos plantea algunas dudas relacionadas con este tema. ¿Qué es comer bien?, ¿comer muchas veces?, ¿comer en cantidad?, ¿comer sano y pocas veces?, ¿cuáles son los pilares fundamentales de la alimentación?

La misión principal de la alimentación es dotar al cuerpo de su propio combustible, específicamente diseñado para ayudarle a cumplir con sus funciones orgánicas. El combustible se halla en los nutrientes. Por lo que, para alimentarse bien hay que estar bien nutrido, pero esto no siempre sucede.

Qué es un nutriente

Los nutrientes son compuestos orgánicos y minerales necesarios para sostener la vida. Los alimentos son la carne, el pescado, la leche, la fruta… Cuando comemos, ingerimos alimentos propiamente dichos, pero resulta que no todos aportan los nutrientes necesarios. De ahí la necesidad de llevar una dieta variada y equilibrada.

Algunos nutrientes se catalogan como esenciales porque son vitales para el organismo. Provienen de los alimentos digeridos ya que el cuerpo humano no los puede sintetizar ni es capaz de crearlos por sí mismo.

Muchos de los nutrientes esenciales se necesitan solo en pequeñas cantidades porque el organismo puede almacenarlos y dosificar su uso. De hecho, sucede que algunos nutrientes esenciales pueden llegar a ser tóxicos en dosis muy elevadas. Una sobredosis de hierro puede producir un exceso de producción de radicales libres que el cuerpo no puede afrontar.

Donde se encuentran los nutrientes esenciales

Los nutrientes esenciales se dividen en seis grandes grupos: proteínas, hidratos de carbono, grasas, vitaminas y minerales. Debemos añadir el agua, sin la cual no sería posible la vida.

  • Proteínas: son básicas para los seres vivos. Se necesitan para formar los tejidos y repararlos, además de tener una función metabólica de nuestro organismo. Algunos alimentos que contienen proteínas son: la carne, la leche, el pescado, las legumbres, los frutos secos y los huevos.
  • Hidratos de carbono:  constituyen la principal fuente de energía del organismo. Son las reservas de nuestro cuerpo. Hay distintos tipos en base a la rapidez con la que sean absorbidos. Los encontramos en cereales y derivados (arroz, maíz, trigo…), legumbres, patatas, etc.
  • Lípidos o grasas: estos nutrientes esenciales han generado muchas controversias por ser considerados como una fuente nociva de “calorías”. No obstante, hay que aclarar que cumplen un papel muy importante apoyando a nuestros órganos vitales en sus funciones y ayudando al mantenimiento de la temperatura corporal. Eso sí, debemos hacer una distinción entre grasas saturadas e insaturadas.
    • Las saturadas: su exceso puede aumentar el colesterol en la sangre. Aunque el colesterol, en su medida ideal, es necesario, la oxidación del colesterol LDL puede provocar un estrechamiento de las arterias, ocasionando problemas cardiovasculares. Los alimentos ricos en grasas saturadas son de origen animal o vegetal, como el aceite de palma o el de coco. Destacamos: la mantequilla, la margarina, los productos de pastelería, las galletas, las vísceras, las carnes rojas, los huevos y el marisco.
    • Las grasas insaturadas o “grasas buenas”: pueden ayudar a reducir a su vez los niveles de colesterol LDL en la sangre, así como aumentar el HDL. Provienen de semillas, frutos secos, aceites o el pescado azul. Algunos ejemplos son los aceites de oliva, girasol y de pescado.
  • Vitaminas: son las protagonistas de muchas de las reacciones químicas que suceden en nuestro cuerpo. Las vitaminas liposolubles viajan a través de la grasa para almacenarse en el tejido adiposo (A, D, E y K), mientras que las hidrosolubles se transportan por el agua sin llegar a almacenarse (grupo B y vitamina C). Las vitaminas las encontramos en la fruta, leche, huevos, carne, etc.
  • Minerales: participan en la formación y desarrollo de todas las funciones vitales. Destacan el hierro, yodo, flúor, sodio, calcio, fósforo, cloro, potasio, magnesio, manganeso, cobre y zinc. Están presentes en la mayoría de los alimentos, en diferentes combinaciones y en mayor o menor cantidad.   Conclusiones AORALIFE

Cada vez estamos más concienciados de la gran importancia de llevar una alimentación equilibrada, ordenada y sana. Sin embargo, nos encontramos antes varios enemigos de la buena nutrición:

  • El picoteo entre horas: los horarios de trabajo y el modo de trabajar, habitualmente frente al ordenador, nos llevan a caer en la tentación del picoteo desordenado con alimentos altos en azúcares de absorción rápida que, ni sacian, ni alimentan adecuadamente. Lo ideal es intentar consumir una fruta, cereal o similar, que nutre y al mismo tiempo sacia, y evitar los prefabricados, dulces y grasas saturadas.
  • El estrés y la ansiedad: muchas personas que sufren ansiedad o estrés sienten la necesidad de comer de manera desmesurada, o de dejar de comer. En ambos casos el déficit de nutrientes puede acarrear problemas a largo plazo.
  • Regímenes estrictos o situación de enfermedad: para corregir las deficiencias de nutrientes esenciales causadas por un régimen especial o por situaciones críticas -una operación por ejemplo- se puede recurrir siempre a los complementos alimenticios, fuente de nutrientes naturales, para que suplementen al cuerpo de las carencias de dichos nutrientes.

 

Como podéis ver, tenemos muchas herramientas para poder compensar nuestros malos hábitos o enmendarlos. ¡Aprovechemos nuestro conocimiento para dar lo mejor a nuestro organismo!