Yoga facial: ejercicios de rejuvenecimiento

Seguro que has escuchado hablar en muchas ocasiones sobre el yoga y sus beneficios para la salud y el bienestar general. Pero, ¿conocías el yoga facial?, ¿sabías que existen ejercicios de esta disciplina dedicados exclusivamente al cuidado del rostro?

El yoga facial, combinado con productos nutracéuticos pensados para el cuidado de la piel, puede convertirse en el aliado perfecto para mantener e incluso mejorar el estado de tu rostro.

¿Qué es el yoga facial?

Se trata de una técnica basada en ciertos ejercicios que se enfocan en fortalecer y tonificar los músculos faciales, a la par que mejora la circulación sanguínea de la zona y la elasticidad de la piel.

Estos ejercicios, centrados principalmente en la contracción y relajación muscular, en los estiramientos y en los masajes, tienen como objetivo reducir las arrugas presentes en el rostro, mejorar la apariencia de la piel y estimular la producción de colágeno.

Además, el yoga facial también puede contribuir a reducir el estrés general del cuerpo y la tensión localizada en los músculos de la cara.

6 ejercicios de yoga facial

A continuación, te listamos algunos de los ejercicios de yoga facial más básicos, no sin antes recordarte que, como en cualquier disciplina, existen niveles y para poder avanzar a los superiores, nuestro consejo es que lo hagas de la mano de un profesional:

  1. Ejercicio del «cepillo»: con los dedos, frotar suavemente la piel del rostro en un movimiento circular, comenzando por la frente y trabajando hacia las mejillas para pasar posteriormente a la barbilla.
  2. Ejercicio del «cepillo de dientes»: consiste en apretar los dientes y las mejillas durante unos segundos y relajar después.
  3. Ejercicio del «pescado»: se trata de inflar las mejillas con aire y trasladarlo de un lado a otro dentro de la boca.
  4. Ejercicio de la «bolsa de té»: ayudándote de los dedos, has de presionar suavemente la piel debajo de los ojos hacia afuera mientras miras hacia arriba.
  5. Ejercicio de la «sonrisa del buda»: sonreír con los labios cerrados mientras se colocan los dedos en las esquinas de la boca y se empuja hacia arriba y hacia afuera.
  6. Ejercicio de «la sonrisa del gato»: abrir la boca y arquear los labios hacia arriba, como si fueras a sonreír, mientras levantas los párpados.

Yoga facial antes y después

Si te decides a practicar yoga facial, elige un momento del día que sea tranquilo teniendo en cuenta tu rutina y ten en cuenta algunos pasos anteriores a la realización de los ejercicios, así como posteriores.

Antes de empezar a ejercitar tu rostro, es importante que limpies y exfolies la piel de tu cara para eliminar cualquier impureza o resto de maquillaje o suciedad que puedan obstruir tus poros mientras realizas los ejercicios. Después de este paso, te recomendamos que hidrates la piel generosamente para reducir la fricción.

Del durante, queremos dejar claro que no debes forzarte en los ejercicios en extremo. Si no te sientes cómodo o cómoda, baja la intensidad o cambio de ejercicio.

Una vez que hayas finalizado, es recomendable que apliques sobre tu rostro un sérum que ayude a suavizar y a nutrir la piel. ¡Y recuerda no exponerte al sol inmediatamente después de realizar tus ejercicios de yoga facial! En esos momentos la piel de tu rostro estará muy sensible y aumentan las probabilidades de quemarte.

4 hábitos aconsejables para combinar con los ejercicios de yoga facial

Por supuesto, combinar los ejercicios de yoga facial con ciertos hábitos saludables mejorará con creces los resultados obtenidos. Para ello, es importante que cuides los siguientes aspectos en tu día a día:

  1. Cuida tu alimentación: una dieta equilibrada aportará a tu organismo los nutrientes necesarios para que la piel de tu rostro se mantenga en óptimas condiciones durante más tiempo.
  2. Duerme bien: el descanso es esencial para que tu cuerpo se cargue de energía y pueda realizar todos los procesos necesarios para mantener la elasticidad y la hidratación de la piel.
  3. Evita el tabaco y el alcohol en exceso: ambos inciden negativamente en la salud cutánea y favorecen la deshidratación y la aparición de arrugas prematuras.
  4. Usa tratamientos adecuados a tu tipo de piel y procura hacerlo a diario.

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